En una charla en la Domus Academy, Emma Segal profundizó en el diseño ético, examinando las dinámicas de poder y las prácticas sostenibles para desarrollar enfoques regenerativos en las industrias creativas.
Emma Segal cuenta con dos décadas de experiencia en el diseño y la producción de bienes de consumo tanto locales como internacionales, aportando una vasta experiencia en diseño, sostenibilidad y cambio de sistemas.
Con formación en Relaciones Internacionales, Diseño Gráfico y un máster en diseño sostenible, la intersección de estas áreas es un elemento central en su enfoque, que incluye diseñar, escribir, enseñar y dar conferencias sobre el tema.
Emma está comenzando un doctorado en políticas de sostenibilidad, centrándose en cómo apoyar a la industria del diseño e incorporar políticas de diseño sostenible en gobiernos y corporaciones, potencialmente hacia una política nacional de diseño.
Emma Segal compartió ideas sobre cómo incorporar la ética y la sostenibilidad en el diseño para enfrentar desafíos globales complejos. Un tema central fue el systems thinking, un enfoque estratégico que Segal describió como vital para los diseñadores que enfrentan problemas multifactoriales. A diferencia de la resolución de problemas lineal, el pensamiento sistémico fomenta una visión holística de los problemas complejos, permitiendo a los diseñadores identificar interconexiones en contextos más amplios. Colaborando con la UN School of Disruptive Design, Segal aplica el Método de Diseño Disruptivo, que integra el pensamiento sistémico en los proyectos dividiendo los problemas en partes, identificando patrones y considerando los ciclos de retroalimentación que afectan el cambio con el tiempo.
Otro recurso presentado por la ponente fue la action research, utilizada para priorizar la participación de las personas afectadas por las decisiones de diseño en el proceso de investigación. Este enfoque contrasta con métodos tradicionales como el design thinking, donde las percepciones de los usuarios pueden pasarse por alto. Segal enfatizó la importancia de la reflexión en este proceso iterativo, permitiendo a los diseñadores observar los resultados de sus intervenciones y minimizar consecuencias negativas no previstas. A través del compromiso con la comunidad, los diseñadores pueden desarrollar soluciones relevantes y efectivas, asegurando que estas resuenen con los usuarios.
Segal alentó a los diseñadores a ver los desafíos globales complejos como oportunidades para la innovación, promoviendo una mentalidad que acepte estos problemas como vías para la solución creativa de problemas. Al replantear los desafíos y usar estrategias de diseño intencionales, como las observadas en entornos aeroportuarios para influir en el comportamiento humano, los diseñadores pueden crear experiencias significativas que contribuyan positivamente a la sociedad. A través de la investigación-acción, no solo pueden realizar proyectos impactantes, sino también influir en las narrativas culturales más amplias que definen nuestro mundo.
El último y complejo recurso presentado por Emma Segal permite comprender la intrincada complejidad de los ciclos de vida de los productos y los impactos significativos de las decisiones de diseño. Segal describe cinco etapas clave para mapear los ciclos de vida: extracción, producción, transporte, uso y fin de vida, promoviendo un enfoque circular que prioriza la reutilización y el reciclaje sobre la eliminación. Segal anima a los diseñadores a analizar cada componente de un producto, destacando estadísticas sorprendentes, como la gran cantidad de agua necesaria para producir una camiseta. Subraya la importancia de considerar no solo los materiales, sino también los procesos de producción, la eficiencia del transporte y el comportamiento del usuario final. Al promover prácticas sostenibles y cuestionar la necesidad de crear nuevos productos, Segal destaca el papel de los diseñadores en la formación de un futuro post-desechable, donde los desechos se minimizan y los recursos se recirculan de manera efectiva.